En realidad, es cosa tuya, pero te puedo decir que después de haber leído un par de libros y meditar en medio de paisajes verdes, a mí, sí me dan ganas de abrazar árboles.
En una librería pequeña de Buenos Aires me tope con el libro Shinrin Yoku de Annette Lavrijsen. La palabra “baño de bosques” ya había llegado a mis oídos antes de esto, pero con los relatos de la autora, que menciona su infancia en el campo y una ajetreada adultez en la ciudad, me terminé de convencer de algo que ya sentía hace un tiempo;
La naturaleza se presenta ante nosotros para ayudarnos, nos toca directo donde necesitamos, porque estamos creados con la misma vitalidad y cuando estamos en medio de ella, recordamos de qué estamos hechos; de lentos procesos, de grandes caudales, de una fuerza colosal, de un orden sutil y una sabiduría interna.
Tiempo después de leer este libro me reuní con un amigo para conversar sobre esto en mi Podcast. Él, es estudiante para ser terapeuta de bosque y lógicamente, un amante de la ecología y sus saberes. “No deberíamos considerar la naturaleza como algo externo, somos lo mismo” es una de las frases que me quedó resonando tras nuestra conversación. Sí quieres escuchar el capítulo completo te lo dejo aquí: Baño de Bosques.
Por estos días, existen muchas campañas para concientizar sobre las consecuencias del cambio climático, este día justamente, se utiliza para movilizar a las personas por esta causa, asique no entraré en detalle con eso, porque espero que estés haciendo lo que puedas desde tus opciones, con eso ya es bastante.
Mi invitación es a mirar la naturaleza que tienes a tu alrededor, en tu parque más próximo, en la planta de tu casa y admirarla. Hoy detente un rato y mírala y desde ahí disfruta lo que te entrega. Yo veo todas las mañanas la cordillera (es hermosa después de la lluvia) y la verdad, sí me dan ganas de abrazarla, y como no puedo, hoy te escribo sobre ella para que la admires tú también, y ojalá, con el tiempo, tengas ganas de ir y abrazar árboles.
Xime.